La reforma laboral estaba ya virtualmente hundida porque ocho senadores presentaron una ponencia negativa. La iniciativa terminó por archivarse, en su tercer debate, con ocho senadores que votaron por el sí, y seis por el no.
A la reforma le cuestionaron los altos costos que implicaba para el tejido empresarial, especialmente en ajustes como recargos de 100 % en días de descanso, así como el inicio de la jornada nocturna desde las siete de la noche.
Los defensores de este proyecto de ley sostuvieron que lo que se buscaba era devolver y garantizar derechos a los trabajadores, poniendo al país a tono en muchos de los tratados y convenciones que se han aceptado internacionalmente.
Hay que recordar también que esta reforma, en sus primeros dos debates, recibió un tijeretazo en 30 de sus artículos, los cuales en su mayoría hacían parte del capítulo sindical.
Tras el hundimiento, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, manifestó que para no perder lo que buscaba la iniciativa se expedirán ocho decretos reglamentarios y se adelantará una consulta popular. Sobre esto último, vale la pena precisar que aún no se han elaborado las preguntas por las cuales votarán los colombianos.
Algunos senadores, incluyendo críticos de la reforma, también anunciaron que presentarán sus propios proyectos de ley, en busca de traer mejoras al mercado laboral colombiano.
Fuente: El Espectador