Su vida no ha sido fácil. Desplazada por la violencia, empleada doméstica, líder estudiantil y abogada, una mujer de mil vidas que ahora aspira a ser concejal de Armenia. Sandra Escobar llegó muy niña al Quindío, desplazada por la violencia en Antioquia. Sus padres creyeron que aquí podrían tener una mejor vida. Pero, al principio no fue así. Violencia intrafamiliar, violencia sexual, suicidio de su padre, alcoholismo de su madre, fueron hechos que la marcaron y que tuvo que superar. Halló en su camino un ángel, un padre, al sacerdote Agostino Abate, que reorientó su existencia, hasta encontrarle sentido.
EL QUINDIANO habló con Sandra Escobar, aspirante al concejo de Armenia por el grupo significativo de ciudadanos Armenia Avanza, y quien hace su campaña con una pedagogía de vida, pero también con su carga técnica de conocimientos, especialmente sobre el escabroso tema del catastro en el municipio.